10 razones para visitar Valencia
Diez razones para
conocer esta ciudad sobre el Mediterráneo, en una guía exprés con buenos datos,
sitios imperdibles y algunas curiosidades fuera del circuito habitual.
Nada simple,
definir a Valencia, sintetizarla en un concepto. Es la tercera capital de
España, principal puerto del país, pero a la vez es curiosamente tranquila. En
los últimos años, Valencia ha hecho muchos méritos para que el turismo
internacional que llega a Madrid y Barcelona se tome algunos días extras para
caminar su centro viejo, explorar el antiguo curso del Turia reconvertido en
parque, degustar arroces o participar de las fallas como un local más. Razones
para hacer una escala en Valencia no faltan. Aquí van apenas diez motivos para
conocer esta sorprendente ciudad.
1. BAJAR AL RÍO
Lo primero que hay
que saber de Valencia es que se divide en dos, de punta a punta, por el curso
del Turia. Pero si alguien allí lo invita con un ¡vamos al río! no piense en
mojarse: hace décadas que, luego de las trágicas inundaciones en la década del
cincuenta, los valencianos decidieron desviar el cauce, así que actualmente el
ex río, aunque lo sigan llamando así, es en realidad un extenso (y seco) parque
público, el Jardín del Turia, con senderos, bancos, sectores de juegos y
destacados como el Palacio de la Música. También se puede cruzar de una orilla
a la otra por una veintena de puentes, desde medievales hasta contemporáneos.
De unos diez kilómetros se recorre de día (mejor aún, en bicicleta),
disfrutando del sol, o de noche, cuando los valencianos lo invaden para
mantenerse en forma.
2. LA CIUDAD DE LAS
ARTES Y LAS CIENCIAS
Si se sigue el Jardín
del Turia de norte a sur se termina inevitablemente en este complejo de aspecto
futurista. Fue diseñado en parte por una de las personalidades valencianas de
mayor renombre internacional, aunque residente en Suiza, el arquitecto Santiago
Calatrava. Construidos entre 1998 y 2010 son varios edificios que componen una
especie de base espacial, uno de esos complejos urbanísticos idealistas tan
vistosos y fotogénicos como distintos de las ciudades... reales. En perfecto
blanco 2001 Odisea en el espacio , allí están la ópera (que recuerda el casco
de un conquistador o de un space trooper de L a Guerra de las galaxias, según
marco de referencia generacional), el cine IMax (un gran ojo), el Museo de la
Ciencia, el Umbracle, una especie de jardín botánico elevado; hasta el
estacionamiento es interesante. Uno de los puentes se parece bastante al que
Calatrava diseñó en Puerto Madero, Buenos Aires, con el mismo efecto arpa. La
visita exterior es libre y gratuita; cada edificio, en particular, tiene sus
horarios y precios de entrada.
3. LA CATEDRAL
En el corazón del
casco histórico, este templo tiene una compleja historia porque fue elevada en
el sitio donde los moros habían construido la mezquita de Balansiya, que a su
vez se había alzado sobre la antigua catedral visigótica, a su turno edificada
sobre un templo romano. Sin embargo, su atractivo no es
sólo arquitectónico: en un pequeño altar, quizás hasta curiosamente pequeño, se
encuentra el Santo Grial, el cáliz con el que Jesús consagró el vino en la
última cena. "Está comprobado en un 95% que es el auténtico. Pero muchos
dudan porque... Indiana Jones ha hecho mucho daño a la historia"..... La catedral atesora también dos importantes cuadros de Goya,
con escenas de la vida de San Francisco de Borja.
4. EL MEDITERRÁNEO
Fundada por los
romanos junto al río, Valencia no le da la espalda al mar, pero en todo caso lo
mira desde distancia prudencial. El centro histórico, curiosamente, se
encuentra a cuatro kilómetros del Mediterráneo, lo que por momentos podría
hacer olvidar las ventajas de una playa urbana como la de Malvarrosa,
extremadamente agradables y servidas por restaurantes como El Coso. Además
cuenta con uno de los principales puertos de cruceros de España, donde hace dos
décadas llegaba una decena de barcos al año, mientras que esta temporada serán
más de 230.
5. LA PAELLA
Seguramente suena
pretencioso, pero no se ha probado la verdadera paella hasta que se la come en
Valencia, cuna de este plato que los extranjeros confundimos por sus múltiples
adaptaciones de otras regiones de España e incluso de cocinas aún más remotas.
En Valencia es una institución que la familia comparte habitualmente como
ritual dominguero, y consiste en arroz, pollo, conejo y verduras. ¿Mariscos?
Eso es otra cosa. ¿Pescado? ¡Agua! Una de las razones de la supremacía paellera
local es que el arroz representa uno de los principales productos regionales,
utilizado también en otra variedad de popularísimas preparaciones, como el
arroz a banda. En medio de una caminata por el centro histórico se pueden
probar buenos arroces dentro de un completo menú por 20 euros.
6. AGUA DE VALENCIA
Dicen que el agua
corriente en la ciudad tiene demasiada cal. Pero esto es otra cosa. El agua de
Valencia no sale de las canillas, sino que es una especie de mimosa o sangría,
un cóctel de cava o vino espumante, jugo de naranja, vodka, gin y azúcar, con
ligeras variantes de bar en bar. Se sirve en jarras de un litro o más, para
compartir y extender la tertulia un buen rato. La naranja es otro producto
estrella de la región, que aparece en más de un escudo y en ornamentaciones
urbanas.
7. LAS FALLAS
La gran celebración
popular valenciana tiene lugar durante marzo y es realmente algo para ver. No
se trata de un día ni un fin de semana, sino de un completo cronograma de
tradiciones, con su desarrollo central del 15 al 19 de ese mes. Para terminar
con La Cremà, la purificadora quema de, precisamente, más de setecientas fallas
o monumentos falleros, enormes figuras cómicas, satíricas, con comentario
social. Fiesta eminentemente callejera, es celosamente custodiada por
instituciones como la Junta Central Fallera y el Gremio Artesano de Artistas
Falleros. Además de las espectaculares fogatas, las festividades incluyen
desfiles, cabalgatas, vestidos típicos, música y, en particular, abundante
pirotecnia y olor a pólvora, especialmente el 19 en la plaza del Ayuntamiento.
Si no se visita la ciudad en las fechas apropiadas, siempre se puede pasar por
el Museo Fallero (plaza Monteolivete, 4) y, de todos modos, sumergirse un poco
en el espíritu de esta celebración e incluso ver los ninots que se salvaron del
fuego desde la década del treinta por indulto popular, o conocer el Museo del
Gremio de Artistas Falleros, con bocetos, maquetas y más (Av. San José
Artesano, 17).
8 .UN SAFARI
VALENCIANO
Créase o no, Valencia
es un muy buen lugar para ver de cerca ¡leones, elefantes y jirafas! Incluso
suricatas, potamoqueros y oricteropos, entre otras especies africanas. Para eso
hay que acercarse al Bioparc, un neozoológico que propone descubrir el corazón
de África en Valencia. Inaugurado hace cinco años, organizado en los cuatro
grandes ecosistemas de ese continente (Sabana, Isla de Madagascar, Bosque
Ecuatorial y Humedales), el parque se inscribe en la actual tendencia de
zoológicos más respetuosos con los animales, en espacios muy cuidados y
amplios, por un recorrido menos exótico y más ecológico. Para conocerlo bien
hay que contar con más de dos horas. Al viajar con chicos, puede ser una buena
recompensa si se portan bien al visitar museos y edificios históricos.
9. EL BUEN CLIMA
Los valencianos
suelen jactarse de ser bendecidos con 300 días de sol al año. Suena más a
eslogan de promoción turística que a descripción meteorológica. Pero, en
cualquier caso, así es: la ciudad se caracteriza por el típico clima
mediterráneo, suave y húmedo, pero con buen sol y una temperatura promedio de
18°C en el año. Para tener en cuenta: los meses más lluviosos son octubre y
noviembre, cuando se produce el fenómeno de la gota fría, intensas tormentas
que históricamente han causado graves inconvenientes en todo el Levante, la
región valenciana.
10. LA ORXATA
Otra de las
tradiciones valencianas, acaso poco conocida fuera de España, es la de la
orxata u horchata, una bebida ligeramente comparable a la leche de soja, a base
de chufas, pequeños tubérculos de abundantes propiedades nutritivas. La chufa
se cultiva particularmente en el municipo valenciano de Alboraya, donde también
se encuentran algunas fábricas, como Món Orxata, que desde hace una década
produce esta refrescante bebida a la manera clásica (a diferencia de a varias
marcas industriales): sólo con chufa, agua y azúcar. Món Orxata cuenta, además,
con una flota de carritos de venta ambulante a los que vale la pena recurrir
para degustar la famosa horchata en cualquieer esquina de Valencia. La otra
opción es entrar en alguna horchatería, como las muy pintorescas Santa Catalina
y El Siglo, ambas instituciones centenarias y en pleno centro, una frente a la
otra en la calle Santa Catalina. Para que la experiencia sea completa, la
horchata se acompaña con un bizcocho no menos valenciano llamado fartón.
Nada simple, definir a Valencia, sintetizarla en un concepto. Es la tercera capital de España, principal puerto del país, pero a la vez es curiosamente tranquila. En los últimos años, Valencia ha hecho muchos méritos para que el turismo internacional que llega a Madrid y Barcelona se tome algunos días extras para caminar su centro viejo, explorar el antiguo curso del Turia reconvertido en parque, degustar arroces o participar de las fallas como un local más. Razones para hacer una escala en Valencia no faltan. Aquí van apenas diez motivos para conocer esta sorprendente ciudad.
encianas, acaso poco conocida fuera de España, es la de la orxata u horchata, una bebida ligeramente comparable a la leche de soja, a base de chufas, pequeños tubérculos de abundantes propiedades nutritivas. La chufa se cultiva particularmente en el municipo valenciano de Alboraya, donde también se encuentran algunas fábricas, como Món Orxata, que desde hace una década produce esta refrescante bebida a la https://la-voz.net/la-estela-raimondi/
ResponderEliminar