LA CALLE DE LAS CESTAS
Las cesterías tienen
una tradición tan larga como la agricultura. Alrededor del Mercado Central
podemos encontrar vestigios de lo que fue la zona antiguamente, muchos de los
gremios de artesanos se reunían alrededor de estas calles, pero las cesterías
se han mantenido con el paso del tiempo.
Si preguntas en
Valencia por 'la calle de las cestas', probablemente te indicarán una calle
peatonal que nunca se ha llamado así. Antiguamente, algunas calles adoptaban el
nombre de los productos que en ellas se vendían, es por eso que esta calle se
llama así popularmente, ya que durante los años 40-50 varias familias de
artesanos decidieron instalar allí sus talleres y vender sus productos: cestas
para la compra, para guardar el pan o la ropa, cunas... Originalmente los
artesanos vivían en el piso inmediatamente superior al taller de fabricación,
aunque poco a poco esto fue cambiando y quedaron solamente las tiendas de
venta. Con el tiempo también comenzaron
a fabricar y vender más productos, como muebles de mimbre y artículos de
madera, junco o corcho.
La artesanía con los
materiales del campo se da en las zonas eminentemente agrícolas como lo fue la
Valencia de otros siglos. El campo es la fuente de materia prima y el motor de
ésta, pues es, o bien en invierno, o bien por la lluvia cuando se dedica tiempo
al manipulado del mimbre, el esparto y la caña crecidos en los márgenes de las
acequias, en el monte, o la albufera, para darles forma y hacerlos útiles.
Al principio la
artesanía es meramente funcional, las cestas se utilizan para las tareas de
recolección del campo, para el almacenaje, pero con el paso del tiempo, los
materiales se modernizan y también sus usos, se convierten algo decorativo,
artesano, con un valor inmaterial.
La ruta de las cestas
es un devenir por el presente y el futuro, un lugar donde encontrar un recuerdo
de Valencia, un regalo o complemento especial para el hogar o la moda. Un
recorrido donde encontrar la tradición, adaptada a las nuevas necesidades del mercado,
manteniendo el sabor de nuestras raíces.